Buh. Mu lejos, mu lejos, mu lejos. El amor de madre no conoce fin. Una madre por una hija puede verse metida en líos gordos como bordar sudaderas a mano y otras mil historias que se le ocurren a una y a las que su señora madre dice: pues claro, hija, yo te lo hago.
El salón de mi casa, 4 de la tarde. Mi padre se afana en enseñarme matemáticas y mi madre borda. Mientras mi padre resopla desesperado por mis bajas cualidades para los números le pregunto a mi madre qué hace: esto, una mantelería para Fulanita; aquí unas sabanitas, que Nosequién va a ser madre; aquello un cuadro para la cocina de Talycual… Sigue leyendo